La enorme utilidad de las matemáticas en las ciencias naturales es algo
que roza lo misterioso, y no hay explicación para ello. No es en
absoluto natural que existan “leyes de la naturaleza”, y mucho menos que
el hombre sea capaz de descubrirlas. El milagro de lo apropiado que
resulta el lenguaje de las matemáticas para la formulación de las leyes
de la física es un regalo maravilloso que no comprendemos ni nos
merecemos.
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